El pasado 9 de enero, casi por casualidad me encontré en el Parque del Buen Retiro presenciando un espectáculo organizado por la asociación La Barandilla , una iniciativa creada con el fin de reintegrar personas con discapacidades físicas y/o mentales a la sociedad. Una de las formas en que la asociación buscar librar a la sociedad del estigma de los trastornos mentales es por medio del arte. La noche del 9, la organización con orgullo puso en escena la obra teatral Érase una vez la revolución, de José Manuel Ballesteros Patrón. Una farsa que nos recuerda que no hay mejor ámbito para examinar la “locura” que en la política. Antes de presentar la obra se nos recordó que todos los actores en escena, dirigidos por el actor Javi Martín (quien ha hablado de su trastorno bipolar de forma abierta ), tienen algún tipo de trastorno mental o son neurodivergentes. Tomando esto en cuenta, me ahorro comentarios críticos sobre el performance, no por que no los tenga, sino por que estarían en c...
El 13 de septiembre del 2021 (esas fechas no se olvidan), mi psiquiatra me diagnosticó con trastorno bipolar tipo 2. Debo confesar que en vez de sentir el pánico que me inunda ahora que escribo esto, en ese momento saber lo que me pasaba me llenó de una paz incomparable. Nombrar lo que me acechaba en la sombra se convirtió en un faro de esperanza. Desde que tengo memoria me he sentido diferente a la gente que conozco. Cuando era un niño no sabía como explicarle a mis padres por que habían fines de semana dónde no podía levantarme de la cama. “No tienes fiebre” me decía mi padre después de sacar el termómetro de mi boca. Aún odio ese sabor metálico. “Te duele algo?” me preguntaba mi madre. Le decía que no, pero si sentía dolor, excepto que no estaba en ninguna parte de mi cuerpo. Cómo le explico a mi mamá que me duele algo invisible? Ya se que los órganos son “invisibles” también, pero lo que me dolía en aquellas ocasiones no reaccionaba cuando el médico presionaba mi ...
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